Estilos de liderazgo en tiempos de COVID-19«La voz de Fauci se convirtió en un contrapeso a la narrativa de Trump, llena de autofelicitaciones, exageraciones, falsedades y señalamientos»«La voz de Fauci se convirtió en un contrapeso a la narrativa de Trump, llena de autofelicitaciones, exageraciones, falsedades y señalamientos»El liderazgo arrogante o narcisista se caracteriza por minimizar los hechos, negar las evidencias, escuchar solo a su conciencia (no atiende las recomendaciones de su equipo ni de los expertos) y actuar con base en cálculos políticos, más preocupado por el impacto de la crisis en su popularidad que en la sociedad.Por su parte, el liderazgo versado emerge en medio de una crisis para brindar la información técnica complementaria al mensaje del líder de la institución. Su legitimidad proviene del respaldo institucional, su trayectoria, su competencia y su habilidad para transmitir su conocimiento con un lenguaje ciudadano.Entre los liderazgos sensatos que mejor des- empeño han tenido en medio de esta pandemia están: la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, la canciller alemana Angela Merkel, la reina de Inglaterra Elizabeth II, el presidente francés Emmanuel Macron, el primer ministro canadiense Justin Trudeau o el presidente surcoreano Moon Jae-in.Todas y todos ellos con una gestión y una comunicación de crisis encomiables: actuando con inmediatez, atendiendo las recomendaciones de los científicos, ponderando la gravedad del problema, llamando a la unidad y responsabilidad de sus compatriotas.En contraste, la displicencia de los líderes arrogantes a la hora de gestionar la crisis del COVID-19 ha costado miles de muertes en distintas partes del mundo. Su irresponsabilidad política, su inopia empática y su egocentrismo los ha llevado a minimizar la crisis, ralentizar la respuesta y aumentar el riesgo.ministro británico Boris Johnson llamó a los ingleses a “seguir con nuestra vida como siempre”. Días después terminó contagiado y en terapia intensiva. Reino Unido es el quintoEn el segundo grupo se inserta, también, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, quien, en esta crisis, ha preferido continuar con su narrativa y su estrategia de polarización, hablándole solo a su base, interpelando a sus “adversarios”, criticando a los medios de comunicación, minimizando la gravedad del COVID-19, descalificando a sus críticos y reposicionando tópicos electorales.
El liderazgo arrogante o narcisista se caracteriza por minimizar los hechos, negar las evidencias, escuchar solo a su conciencia
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